En un estado de lacustre calma,
una pluma, negra tinta.
Las ideas vagan en el inhacible tiempo
mientras, extrañas sombras juegan sobre un paño gris.
Un viejo candelabro sucumbe ante la clara e informe cera
mientras, indecorosas sirenas rompen la quietud.
El porvenir asoma sombrio e incansable
se intuyen ecos tras el frio cristal
mientras, pequeñas gotas dibujan un plano,
caen, rompen, luego cesan.
Los muros se acercan presurosos y osados,
acotan el espacio a cada paso que dan
latidos, suspiros, brebajes.
Chispas y bailes en la lumbre advierten.
Fatiga y desden abigarrado y el ansia de volver a empezar.
domingo, 23 de mayo de 2010
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